Soy Fernanda. Sí, la misma que neciamente y por estas fechas te escribe todos los años. Seguramente lo sabrás, pero te lo confirmo, este año me porté de la chingada, un poco peor que el año pasado, pero seguramente menos mal que el que viene. Ya me conoces, me gusta superarme. Sobre todo desde que leí aquel libro mameluco de progreso y auto-ayuda que me enseñó que puedo dejar de ser una desmadrosa cualquiera para convertirme en una desmadrosa "etzelente".
Habrás notado que cada ocasión mis expectativas van bajando, pero es que cuando una solicitud deja de ser atendida, pues la peticionaria va dejando de pedir. No es que haya dejado de disfrutar las navidades ni que esté en proceso de convertirme en una especie de Grinch, simplemente ya no espero despertar el 25 de diciembre sorprendida por algún regalito de tu parte escondido en un zapato o bajo el arbolito navideño.
Que no te sulfure el que ya no sea tu fan, ni espere que se corte una flor de tu jardín, tampoco significa que te escribo para mentarte tu madre, pues entiendo tus reglas. Si a mi no me traes lo que te pido, sé que no es por Kool-aid, sino porque realmente me porto de la fregada Pero he de decirte la neta, mi querido Santa, por un puto regalito al año, no voy a sacrificarme fingiendo ser una chava que no soy. Ya a estas alturas debes de saber que a mí, lo mustia, simplemente no se me da
Quiero suponer que me recordarás cuando era una mozuela güerucha con trencitas coquetísimas y rodillas percudidas ¿Te acuerdas que te pedía insistentemente que me trajeras carritos, soldados y balones de fútbol? Qué le voy a hacer, me gustaba jugar con niños (como ahora, pero menos peluditos) y a juegos de niños. ¡Ah pero no! Tú de huevotes me llenabas el arbolito de muñecas mariconas y juguetitos cursis que, desde luego, irían a parar casi de inmediato a la repisa de "me-vale-madre".
Ten por seguro que la cabrona de mi hermana fue muy feliz con la estufita y el nenuco mamuco que me regalaste hace años, pero he de reiterarte que yo me quedaba púrpura de pura rabia No sabes las ganas de volver a escribirte para reclamarte el equívoco y regresarte, hechos rollito cuidadosamente, todos tus regalitos para que pudieras darles mejor uso.
Cuando al fin me cansé y empecé a darme cuenta de que nunca me traerías lo que yo te solicitara en mi dulce y farsante correspondencia, te pedí que me trajeras puro camote. Ah, pero entonces sí el señor barbas se puso complaciente y,
ojete como siempre has sido, ese año me jugaste la maravillosa broma de cumplirme el deseo, pues fue cuando comencé en este negocio. Jo jo jo.
Con esa experiencia, y curada de espanto, no quise durante algunos años, posteriores a aquella desafortunada coincidencia, tentar a mi suerte. Pa' no regarle, comencé a pedir deseos reales. No porque de neta esperara que me los cumplieras, sino nomás para ver si era chicle y pegaba
Pero contigo no doy una ¿Verdad? Sí sólo te gusta partirme la mandarina en gajos. Puro de Toluca me trajiste durante todos esos años.
Así que no te preocupes. Ya entendí. Esta vez no voy a pedirte el departamento de lujo, ni mi jaguar negro, ni mi gargantilla de Tiffany. No voy tampoco a recordarte que me debes una jugosa cuenta en dólares. Es más, ni siquiera voy a pedir que me traigas un príncipe azul, pues aunque buena falta me hace, lio quiero que me vuelvas salir con uno como los gañanes que acostumbras que si bien me va, al besarlos se convierten en sapos pantaneros.
No, no, no. Mejor este año no voy a pedir que me traigas nada ni buscaré discretamente alrededor de arbolito alguno. Simplemente te voy a sugerir que si puedes hacer algo al respecto, muevas tus influencias donde eso se tenga que hacer para que cuando menos una vez por semana me salga un cliente como ese grandotote musculoso del otro día, que me coja delicioso y además me pague... No te hagas el que no sabes cuál, tú lo ves todo, hablo de ese del cortecito punketo en dónde no da el sol. No sabes qué rico Santa Neta que si esta me la cumples, me doy por bien servida para esta Navidad y para todas las que vengan.
Cariñosamente
Habrás notado que cada ocasión mis expectativas van bajando, pero es que cuando una solicitud deja de ser atendida, pues la peticionaria va dejando de pedir. No es que haya dejado de disfrutar las navidades ni que esté en proceso de convertirme en una especie de Grinch, simplemente ya no espero despertar el 25 de diciembre sorprendida por algún regalito de tu parte escondido en un zapato o bajo el arbolito navideño.
Que no te sulfure el que ya no sea tu fan, ni espere que se corte una flor de tu jardín, tampoco significa que te escribo para mentarte tu madre, pues entiendo tus reglas. Si a mi no me traes lo que te pido, sé que no es por Kool-aid, sino porque realmente me porto de la fregada Pero he de decirte la neta, mi querido Santa, por un puto regalito al año, no voy a sacrificarme fingiendo ser una chava que no soy. Ya a estas alturas debes de saber que a mí, lo mustia, simplemente no se me da
Quiero suponer que me recordarás cuando era una mozuela güerucha con trencitas coquetísimas y rodillas percudidas ¿Te acuerdas que te pedía insistentemente que me trajeras carritos, soldados y balones de fútbol? Qué le voy a hacer, me gustaba jugar con niños (como ahora, pero menos peluditos) y a juegos de niños. ¡Ah pero no! Tú de huevotes me llenabas el arbolito de muñecas mariconas y juguetitos cursis que, desde luego, irían a parar casi de inmediato a la repisa de "me-vale-madre".
Ten por seguro que la cabrona de mi hermana fue muy feliz con la estufita y el nenuco mamuco que me regalaste hace años, pero he de reiterarte que yo me quedaba púrpura de pura rabia No sabes las ganas de volver a escribirte para reclamarte el equívoco y regresarte, hechos rollito cuidadosamente, todos tus regalitos para que pudieras darles mejor uso.
Cuando al fin me cansé y empecé a darme cuenta de que nunca me traerías lo que yo te solicitara en mi dulce y farsante correspondencia, te pedí que me trajeras puro camote. Ah, pero entonces sí el señor barbas se puso complaciente y,
ojete como siempre has sido, ese año me jugaste la maravillosa broma de cumplirme el deseo, pues fue cuando comencé en este negocio. Jo jo jo.
Con esa experiencia, y curada de espanto, no quise durante algunos años, posteriores a aquella desafortunada coincidencia, tentar a mi suerte. Pa' no regarle, comencé a pedir deseos reales. No porque de neta esperara que me los cumplieras, sino nomás para ver si era chicle y pegaba
Pero contigo no doy una ¿Verdad? Sí sólo te gusta partirme la mandarina en gajos. Puro de Toluca me trajiste durante todos esos años.
Así que no te preocupes. Ya entendí. Esta vez no voy a pedirte el departamento de lujo, ni mi jaguar negro, ni mi gargantilla de Tiffany. No voy tampoco a recordarte que me debes una jugosa cuenta en dólares. Es más, ni siquiera voy a pedir que me traigas un príncipe azul, pues aunque buena falta me hace, lio quiero que me vuelvas salir con uno como los gañanes que acostumbras que si bien me va, al besarlos se convierten en sapos pantaneros.
No, no, no. Mejor este año no voy a pedir que me traigas nada ni buscaré discretamente alrededor de arbolito alguno. Simplemente te voy a sugerir que si puedes hacer algo al respecto, muevas tus influencias donde eso se tenga que hacer para que cuando menos una vez por semana me salga un cliente como ese grandotote musculoso del otro día, que me coja delicioso y además me pague... No te hagas el que no sabes cuál, tú lo ves todo, hablo de ese del cortecito punketo en dónde no da el sol. No sabes qué rico Santa Neta que si esta me la cumples, me doy por bien servida para esta Navidad y para todas las que vengan.
Cariñosamente
Fernanda Siempre...
Publicado por Fernanda para su columna del periodico metro de la ciudad de mexico el 20 de diciembre de 2007
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